#OrienteMaya y cómo entendí por qué los cenotes son la puerta al inframundo

Hace 2 semanas viví un fin de semana de película, épico; de esos que aunque se asemejan un poco a la serie de películas “Vacaciones” con Chevy Chase por las situaciones y momentos hilarantes que viví junto a la familia -MI FAMILIA- 2.0 en Valladolid, corazón del Oriente Maya.

He visitado Yucatán en diferentes ocasiones en los últimos 2 años y hay un denominador común en mis viajes: Yucatán me hace feliz. En este viaje en especial creo que descubrí el por qué los Mayas consideran a los cenotes como la entrada al inframundo. La historia comienza así:

Durante el día 1 para mi (mis compañeros me llevaban 1 día de ventaja) tuvimos la fortuna de hacer un tour guiado por el centro de Valladolid (del que hice algunos fotopost la semana pasada) para luego visitar unas INCREÍBLES cenotes y refrescarnos en sus aguas.

El primer cenote que visitamos y quizás el más importante para mí fue el Cenote Xkeken. El nombre de este cenote viene de Keken o Jabalí en maya y cuenta la leyenda que lo descubrió un cazador que intentaba disparar a uno de estos animalitos quien hizo el disparo, perdió de vista al jabalí y luego escucho un ruido ¡Pum! (disculpen mi pésima onomatopeya) se acercó, lanzó unas piedras y volvió a escuchar el mismo sonido y descubrió una abertura en la cúpula del cenote.

Para entrar es necesario bajar por unas escaleras entre las rocas y el panorama es sorprendente. Grupos de estalactitas enormes, murciélagos, otras formaciones rocosas, la inmensidad de la caverna, el tono azul del agua iluminada por la abertura del tope de la cúpula. Una hermosa anciana maya estaba sentada, muy digna y contemplativa en el paso de escaleras a orillas del cenote, en su traje típico. No quise perturbarla por lo que la foto se la tomé de espaldas.

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Nos detuvimos, tomamos fotos y ¡a nadar! Y aquí es cuando comprendí por qué los cenotes son la puerta al inframundo. 

Habiendo pasado el frío inicial y ya dentro del agua quise explorar un poco y nadar hacia donde caía el haz de luz, no solamente porque quería ver qué tan transparente era el agua del cenote sino porque siempre me han gustado las tonalidades del agua en las cavernas, algunas son de un azul cobalto intenso, otras turquesas o verdosas y así varían dependiendo de la composición de las rocas.

Al rato y un poco cansada(no me puse chaleco salvavidas) decidí flotar y disfrutar de los sonidos del agua y los ecos de la caverna. Quizás 1 minuto después la misma corriente del cenote me fue llevando de las mayor oscuridad y a través de mis párpados cerrados pude comenzar a recibir los rayos del sol. Primero un poco tímidos hasta sentir el calor del sol en todo el cuerpo en contraste con el frío del agua y ver una luz amarilla, cálida, uniforme, clara y hermosa. Ahora, esto combinado a la paz de estar flotando, sin gravedad y los sonidos del agua… ¡Magia!

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Sin ánimos de ser lúgubre y oscura, si así se siente una experiencia extra-corporal o las experiencias cercanas a la muerte, simplemente ¡wow! Desde entonces no dejo de pensar en eso y en la experiencia que tuve a nivel personal y espiritual. 

Después de esta experiencia simplemente me sentía en paz y con mucha alegría y fue perfecto porque visitamos 2 cenotes más: Samulá que tiene unas aguas increíblemente cristalinas y turquesas además de una forma cilíndrica perfecta y Saamal, que esta expuesto, también de forma cilíndrica y donde la vegetación ya hizo de las suyas.

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Haz de Luz Onírica en el Cenote Samulá.

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La naturaleza decora hermosamente el Cenote Saamal.

Para terminar con los cenotes que visité en las cercanías a Valladolid, debo nombrar el Cenote Maya. A este impresionante cenote fuimos en el día 2 (para mí) de viaje luego de una visita guiada excelente al sitio arqueológico de Ek´Balam del cual les contaré en otro post.

El Cenote Maya también está semi-expuesto, esto quiere decir que tiene tres aberturas por las que se puede acceder y una profundidad aproximada de 27 metros. La manera más fácil de llegar al fondo es usando una plataforma de madera con muchos escalones o a través de una rampa que conduce a la parte intermedia de la plataforma de madera.

Pero, la tercera forma es la única que usé (y también la más divertida) y fue descendiendo en rappel. Sólo vean las fotos, no necesito describir nada más.

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Descenso en rappel al Cenote Maya.

Para finalizar -por ahora- debo agradecer ENORMEMENTE a:

1. Mi querido amigo y compañero de aventuras Miguel Hernández, mejor conocido como lavidaesviaje padre de mi experiencia en el #OrienteMaya. Gracias miles.

2. A la oficina de Turismo de Valladolid, por iniciar el proyecto de #OrienteMaya y hacernos partícipes de esta experiencia. El amor que sienten por su tierra se extiende. 

3. A los amigos de AllTournative quienes nos enseñaron muchísimo sobre el sitio arqueológico de Ek´Balam y además, me dieron una de las tardes más divertidas y educativas de mi vida de una manera 100% segura.